miércoles, 24 de marzo de 2010

lunes, 22 de marzo de 2010

el ausentismo de los muchos

"Odio a los indiferentes, creo que (...) Vivir significa tomar partido. No pueden existir solamente hombres, extraños a la ciudad. Quien verdaderamente vive no puede dejar de ser ciudadano y de participar. La indiferencia es abulia, parasitismo, ruindad; no es vida.(...)"

"La indiferencia actúa potentemente en la historia. Actúa pasivamente, pero actúa. Es la fatalidad; es aquello que con lo que no se puede contar; es lo que descompone los programas, subvierte los planes mejores construidos; es la materia bruta que se revela frente a la inteligencia y la destroza.
Lo que ocurre, no ocurre tanto porque algunos quieren que ocurra, como porque la masa de hombres abdica de su voluntad, deja hacer, deja anudar lo que únicamente la espada puede cortar, deja promulgar leyes que solo la revuelta puede luego abrogar, deja acceder al poder a los hombres que luego un amotinamiento podrá únicamente derrocar."
(...)
"Los hechos maduran en las sombras, pocas manos no vigiladas por ningún control urden la tela de la vida colectiva, y la masa no se entera porque se despreocupa de esto. Los destinos de una época son manipulados según visiones estrechas, objetivos inmediatos, ambiciones y pasiones personales de pequeños grupos activos; y la tela urdida en las sombras se completa; Entonces parece que es la fatalidad la que viene a sacudir a todo y a todos, al que quiso y al que no quiso, al que sabía y al que no sabía, al que había sido activo y al que permaneció indiferente."

Antonio Gramsci.
Extracto del primer y único editorial de “La Cittá Futura”, periódico de cultura obrera escrita y dirigida por el mismo Gramsci. 11 de febrero de 1917.


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Indiferencia (RAE)
“estado de ánimo en el que no se siente inclinación ni repugnancia hacia una persona, objeto o negocio determinado; no hay ni preferencia, ni elección”

Tremendo me parece este discurso, es realmente inquietante toparse con el indiferente, qué peligroso es que muchos se dejen contagiar esta línea de pensamiento como si recibieran un dulce sedante mental al pactar una irresponsabilidad totalmente impune. Por supuesto, la indiferencia siempre va a ser tentadora para el indeciso, el que posiblemente luego de los acontecimientos se pregunte si hubiese sucedido lo mismo en caso de haber accionado de manera diferente, a lo que se responderá con una serie de hipotéticos fracasos ideales que forzosamente ocurririán así hubiese optado por otros caminos. La indiferencia entonces será para ellos una invitación a acomodarse en la burbuja que los aislará de cualquier responsabilidad con el otro, con el prójimo que sufre, con la víctima. Es mucho más fácil alejarse, aunque este alejamiento implique ser inhumano. El peligro no es tanto odiar o sentir ira en ocasiones, sino sentir indiferencia, porque a esta no la sucede nunca una respuesta. Con la indiferencia deja de existir el reconocimiento del semejante, y se actúa bajo el egoísmo y la inhumanidad.
El que camina indiferente frente a otro es porque no lo inmuta el sentimiento de responsabilidad ante la humanidad de ese otro. Los ejecutores del exterminio y los indiferentes, son personas comunes, corrientes, raramente son monstruos asesinos.


Lo contrario del amor no es el odio sino la indiferencia.

Hay que tomar partido, todo el tiempo...